Lágrimas desordenadas se precipitan por tus mejillas, la agonía del silencio al atardecer. Las hadas te acompañan por un túnel sin luz dejando atrás el rencor. Parpadean los faros y solo quedan las huellas arropadas por las mareas cristalinas.
Lágrimas desordenadas se precipitan por tus mejillas, la agonía del silencio al atardecer. Las hadas te acompañan por un túnel sin luz dejando atrás el rencor. Parpadean los faros y solo quedan las huellas arropadas por las mareas cristalinas.
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